Origen de los rosales
El Rosal
Origen
La rosa es una de las flores más apreciadas por su belleza, colorido y aroma, viniendo su cultivo desde muy antiguo. Existen cerca de 300 especies botánicas en los siguientes tipos: híbridos de té, floribundas y polyanthas, miniaturas, trepadores y pie alto y llorón, paisajísticos y arbustivos, de muy diversos tamaños y configuración, que nos permiten su utilización en determinados ámbitos de la ornamentación como son por ejemplo la flor cortada, en jardín con aspecto arbustivo, trepador, cubresuelo, etc.
Desde un punto de vista comercial, uno de sus mayores mercados lo compone la flor cortada, seguido de la planta en maceta como rosal mini y el de la jardinería en el resto de sus aplicaciones.
Según su origen pueden distinguirse dos grandes grupos: Las procedentes del centro de Asia y las procedentes de Persia y Asia Menor. Las del primer grupo parece que se originaron a partir de las especies de Rosa sinensis yR. índica, e incluyen las rosas de Bengala y las rosas de té, ambas muy apreciadas. Las del segundo grupo se originaron a partir de especies R. canina y R. gallica, e incluyen numerosas especies y variedades.
Ambos grupos fueron llevados a Europa por los árabes, quienes efectuaron numerosos cruzamientos y multiplicaciones vegetativas, originando nuevas especies y variedades. De la hibridación de los rosales de té con algunas especies europeas reflorecientes proceden los híbridos de té, de gran valor comercial por su alto poder germinativo y gran facilidad de cruzamiento. Sin embargo los híbridos de té tienen pocas flores y su floración no es muy persistente. La floración abundante y persistente se encuentra en los rosales polyantha , muy apreciados como arbustos de jardín, pero poco como rosales de flor, ya que éstas son muy pequeñas y sencillas.
Del cruce entre híbridos de té y rosales polyantha y otras especies de rosales diferentes, se obtuvieron los rosales floribunda de floración numerosa y persistente como la de los polyantha y cuyas flores tenían el tamaño y la belleza de las de los híbridos de té.
Gracias al trabajo de los seleccionadores existen miles de variedades de rosas, lo que hace difícil catalogarlas y establecer una escala de valor entre ellas, ya que la aparición constante de nuevas variedades y el cambio de gusto del público harían variar constantemente dichas escalas. Sin embargo existen algunas variedades que podrían llamarse clásicas o tradicionales, que a través de los años han conservado su nombre y su valor y que han servido de punto de partida para la obtención de nuevas variedades.
Multiplicación
Existen tres formas distintas a la hora de propagar una variedad de rosal. Una de ellas es el injerto sobre patrón de semilla, otra el injerto sobre un patrón vegetativo o asexual y por último la propagación directa en sus propias raíces. Este último caso está destinado para variedades destinadas a maceta.
En España la mayoría se injertan sobre patrón asexual (reproducido por esqueje), existiendo una diferencia muy importante con el resto de productores europeos, que utilizan principalmente el patrón de semilla.
La propagación por semilla, como planta de flor que es, sólo se practica para obtener nuevas variedades o reproducir las naturales. Mediante cruces en la polinización manual entre distintas variedades, se obtienen nuevas que una vez evaluada su validez comercial o como simplemente colección, se multiplican bajo las técnicas antes mencionadas y pasan al “circuito” comercial.
Profesionalmente, la multiplicación del rosal para flor cortada y de jardín, es mediante la plantación de una variedad muy rústica (portainjertos) sobre la que se injerta la variedad de alto valor comercial. De esta forma, se obtienen plantas muy fuertes y de buen desarrollo junto con la belleza acorde en su follaje y floración.
Como información general, los portainjeros (patrones silvestres) utilizados principalmente son Rosa canina, R. índica “Maior” y Rosa noisettiana“Manetti”. Y son desde estas, desde la base del rosal, de donde en ocasiones brotan ramas de rosal que nada tiene que ver con la variedad que da las espectaculares flores. Por ello, también se recomienda cortarlas nada más se vean para evitar que cojan más fuerza que la variedad que nos interesa disfrutar.
Los patrones asexuales se plantan en invierno para ser injertados en primavera entre los meses de marzo a mayo. Y se arrancan entre finales de otoño y resto del invierno. Se trata de un ciclo de cultivo de un año.
En cambio, los de semilla necesitan dos años: el primero para ser injertados a ojo dormido, y el segundo para la formación de la planta.
Comercialización
Según el tipo de rosal difiere su fecha de comercialización de forma importante.
Si hablamos del rosal mini, se comercializa en macetas que van desde las minis de unos 6 centímetros de diámetro hasta contenedores no mayores de 17 centímetros. Estos nos los encontramos disponibles los 365 días en cualquier punto de venta especializado como centros de jardinería, floristerías y grandes superficies.
El rosal paisajístico y cubre-suelos, al cultivarse en maceta o contenedor, también se puede encontrar de la misma forma durante todo el año.
El rosal específico para flor cortada sólo se puede encontrar en viveros especializados y su disponibilidad se centra principalmente durante el período invernal. Su cultivo está indicado sólo en invernadero.
Y el rosal de jardín, el arbustivo como más popular se conoce más, el trepador, el de pie alto, etc. se comercializa en su mayor volumen durante los meses invernales, mientras la planta se encuentra en reposo.
En Clemente Viven, tras su arranque en campo, se selecciona la planta, se limpia y se introduce en cámaras frigoríficas para sacarlas al mercado de forma escalonada y de esta forma siempre estén en óptimas condiciones.
Antes de ponerlas en el punto de venta, cada rosal es limpiado podándole las ramas no deseadas, se pasa su parte aérea por una parafina para proteger a la planta y se preplantan con un sustrato especialmente preparado que ayuda a mantener una humedad adecuada en las raíces hasta su plantación en el jardín.
Ya preparada la planta, se introduce en una caja expositora con información de la indicación varietal, controles de calidad e indicaciones para su plantación.
Como decimos, regulamos mediante su almacenamiento en cámaras frigoríficas su entrega a los puntos de venta. Con ello se garantiza hacia nuestros consumidores finales que la planta que adquieren de Clemente Viven comienza su brotación en el momento oportuno; en su jardín.
Clima y suelo
Aunque es originaria de zonas del hemisferio norte con climas rigurosos y elevadas situaciones, no ha sido un obstáculo para que sea cultivado también en climas más templados y con temperaturas extremas.
El inicio de los procesos vitales de la planta es a partir de 0ºC, acelerándose al alcanzar los 15ºC, siendo su punto óptimo entre 25 y 30ºC, para cesar al sobrepasar los 45ºC. Evidentemente, por proceder el rosal de climas algo fríos se desarrollará mejor en zonas con una temperatura media, en plena vegetación, de 10-20ºC que en otras de 30-35ºC.
Al rosal le perjudica el exceso de humedad en el suelo ya que le provoca podredumbres radiculares. Y aunque se adapte a todo tipo de suelos, los prefiere ricos en materia orgánica en los cuales no debe de haber un exceso de arcilla, ni de arena, ni de caliza. Por ello, antes de realizar la plantación debe abonarse correctamente el terreno.
La tierra debe ser preparada con la mayor antelación posible a la plantación, trabajando la tierra muy profundamente (más de medio metro), para que las largas raíces del rosal puedan emitirse con libertad.
Es recomendable evitar tierras excesivamente compactas. Si es así, se puede añadir arena en proporción suficiente para mantener un buen drenaje.
Para la plantación en macetas o jardineras, una mezcla adecuada en las siguientes proporciones puede estar compuesta por un tercio de arena, un tercio de arcilla y un tercio de estiércol o mantillo, enriquecida con un abono de fondo en la proporción que indique la empresa fabricante.
Plantación
Existen diferentes tipos de rosal, con sus diferentes pautas de crecimiento, aplicaciones, etc. y ello debe tenerse en cuenta para elegir la forma adecuada de plantación. Un rosal arbustivo formando grupos… unos trepadores sobre arcos o muros… son diferencias importantes como para utilizar a todos los tipos por igual.
Las fechas de plantación suelen ser las mismas, desde diciembre a marzo cuando se traten de plantas en reposo invernal. Cuando las plantas se encuentran en contenedor, las fechas ya pueden realizarse en cualquier época del año.
Para la plantación debemos realizar un hoyo de aproximadamente medio metro de profundidad, procurando que acoja sin dificultad las raíces completamente extendidas.
Los rosales arbustivos tienen el injerto en el cuello de la raíz y este nos marcará la profundidad de plantación. En el caso de rosales de “copa”, “arbolito” y “llorones”, no será necesario respetar esta norma, pues el injerto lo lleva en la parte alta del tallo.
Si el rosal va a ser plantado en macetas o jardineras habrá que procurarles un drenaje adecuado, colocando en el fondo una capa de algún tipo de árido.
Una vez plantado el rosal se procede a un primer riego abundante, dándole los siguientes según más distanciados conforme veamos que se seca el terreno.
Como los rosales prefieren una exposición soleada, evitaremos plantarlos en lugares sombríos, pues serán mucho más sensibles a las enfermedades y a producir ramas débiles y escasas flores.
Al comenzar su brotación, se deben realizar los riegos de forma suave, aumentándolos progresivamente hasta alcanzar el punto máximo que normalmente no debería interrumpirse entre abril y mediados de septiembre. Es conveniente realizar el riego durante la primera hora de la mañana, cuando los rigores del calor hayan amainado. Igualmente, es más adecuado regar por encharcamiento en lugar de aspersión, ya que este último método puede favorecer la aparición de enfermedades como por ejemplo el Oidium.
Tras la brotación, debemos atender al abonado. Los abonados en primavera pueden ser equilibrados aunque con atención al nitrógeno. En cambio, hacia el otoño, debemos prestar mayor atención a la potasa para conseguir plantas fuertes que resistan bien los fríos invernales.
Poda
Pueden realizarse tres tipos de poda dependiendo igualmente del tipo de rosal de que se trate, que básicamente son tres: arbustivo de tallo bajo, de copa o llorones, y trepadores y sarmentosos. Por lo tanto, la poda de formación varía según el tipo de rosal y el fin ornamental que se persiga.
Por lo general, la poda se realiza a desde finales de diciembre a principios de febrero, cuando la planta se encuentra en reposo vegetativo. La intensidad de la poda depende de los propósitos que se persigan. Si la poda es enérgica el número de flores es más limitado pero de mejor calidad y si es leve el número es mayor pero la calidad es mediana. Junto a esta poda orientada a las flores existe otra tendente a dar a la planta una forma ornamental adecuada.
Arbustivos. Ya centrados según el tipo de planta, para rosales arbustivos o de tallo alto, se poda muy poco si sólo tiene uno o dos años, con objeto de observar su desarrollo y permitir el afianzamiento al terreno.
Como norma general, durante los dos primeros años se deben dejar sólo tres o cuatro ramas formando el esqueleto del rosal, únicamente podando durante el primer año aquellas ramas muy ahiladas, eliminando algo del follaje central si es muy denso, así como las flores ya pasadas; éstas deberán retirarse a lo largo de toda la floración.
Como observación, en este tipo de rosal, las flores sólo nacen de los tallos que se hayan producido en el año. Y con respecto a los tallos que broten por debajo del punto injertado deben ser eliminados ya que restan fuerza al rosal y además son de la variedad del porta injertos y no de la variedad comercial que deseamos disfrutar.
De copa. Este tipo de rosal debe mantener su forma de arbolito con copa redondeada. Los tres primeros años se mantendrá una poda muy corta dejando solamente dos brotes, aumentando uno cada año siguiente. También se eliminarán aquellas ramas que desequilibren la copa estéticamente.
Como en los rosales arbustivos, emiten tallos en la base y tronco que corresponden al porta injertos y que deben ser eliminados nada más asomen las yemas.
Trepadores. Este tipo de rosales solamente se podan cuando las ramas se presentan muy entrelazadas, además de aquellas que ya se encuentren secas o que invadan zonas indeseadas. En general es conveniente dejar que se desarrollen libremente.
Sarmentosos. Los rosales sarmentosos sí requieren una poda muy cuidada. Las flores salen únicamente de las ramas del mismo año y que proceden de ramas que ya tienen dos años. Por ello se evitará podar las ramas durante el primer año.
Sin embargo, estas ramas se producen a partir de la mitad superior del tallo, con lo cual, si deseamos que las flores se produzcan a baja altura, tendremos que podar los tallos a la mitad de su longitud desde el primer año, repitiendo la operación al año siguiente y así, a los dos años obtendremos flores desde baja altura.
A partir de aquí, recortar únicamente las puntas cada año hasta los cuatro años, en que conviene podar desde la base de los tallos que soportan las ramas floríferas, para así permitir la renovación del rosal.
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